Algunas sugerencias sobre la conservación y almacenamiento de la leche materna para que puedas salir con tranquilidad y saber que tu bebé recibirá el mejor alimento: tu leche.

Consejos útiles para cuando regreses al trabajo

Envasa la leche en recipientes (especiales) de vidrio o plástico libre de BPA (Bisfenol A, sustancia tóxica presente en los plásticos), bien lavados y enjuagados.
Puedes mezclar leche extraída el mismo día en diferentes momentos. Se aconseja almacenar de 50 a 100 ml por envase, etiquetandolo con la fecha, para gastar primero la leche más antigua.
Para descongelar la leche, se recomienda pasarla del congelador al refrigerador al menos seis horas antes.
Para calentar la leche que ha estado en la nevera o congelada, puedes poner el envase en una olla con agua caliente (ya retirada del fogón).
Nunca calentar la leche en el horno microondas ni dejarla hervir, pues esto altera sus propiedades físicas.
En caso de que tu bebé no consuma la leche, debes desechar inmediatamente el sobrante.
Si la lactancia es indirecta, lo ideal es ofrecerle a tu bebé la leche con cuchara o taza pues en las noches y tus días libres debes pegar a tu bebé al pecho para fortalecer el vínculo y estimular la producción láctea.

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Lo que tú debes saber de cómo almacenar leche materna:

Realice un estricto lavado de manos antes de iniciar el proceso de extracción y almacenamiento.
Lleva a cabo la extracción manual de la leche o lleva contigo al trabajo tu bomba extractora, protectores de lactancia, blusa de repuesto, ropa cómoda que te permita fácilmente la extracción, los recipientes de almacenamiento y, si se requiere, la nevera portátil de transporte. .