La etapa de los dos años es un periodo fascinante en el desarrollo infantil, conocido como «los terribles dos años». Durante esta fase, los niños comienzan a explorar su independencia y a afirmar su personalidad de manera intensa, lo que puede llevar a comportamientos impredecibles, como travesuras y pataletas. Aunque puede ser un desafío para los padres, este tiempo es fundamental, ya que las enseñanzas y experiencias que proporcionen ayudarán a formar el carácter y las habilidades sociales de sus hijos, estableciendo así una base sólida para su futuro.
A los 2 años, es la edad de la independencia y el mandato.
Los expertos definen este período como la etapa en que los niños lo quieren todo y al instante. A los dos años caminan, se alimentan, juegan y se expresan solos.
En ese momento, empiezan a reafirmar su personalidad. Durante esta etapa quizás tengas que enfrentar situaciones contradictorias e impredecibles, como tener un hijo tranquilo y dócil que de repente pasa a las travesuras y las pataletas.
Por esto a esa época se le conoce como “los terribles dos años”. Es la edad en que los niños de 2 años, experimentan diversas reacciones y se comportan de manera desafiante para buscar la conformidad o el rechazo.
En este punto, son fundamentales las actuaciones y bases que enseñes porque determinarán en tu niño o niña qué es correcto y qué no lo es.
Coherencia, consecuencia, pertinencia y constancia son palabras clave para que superes esta etapa de desarrollo de los niños.
Manda demasiado
¿Los pájaros tirándole a las escopetas? Hasta divertido suena, pero su reacción frente a los mandatos de un pequeño dictador determinará el tipo de actitud que tu hijo tendrá de ahí en adelante.
Mandar en exceso forma parte de un período normal en la vida de todo pequeño. Lo importante es evitar que esta forma de relacionarse permanezca; así se previenen problemas en las relaciones con sus iguales más adelante.
Lo primero para hacer en estas situaciones es no celebrar o recriminar su actuación. Aunque sea encantador ver a tu niño tomando autoridad, se recomienda no engrandecer su actitud porque la asume como correcta. Nunca conviene avergonzarlo frente a los demás. Un camino es explicarle con anterioridad que cuando quiera lograr algo de los demás, dirá “por favor”; así, puede que lo haga correctamente.
Reconocer y felicitar a tu niño cada vez que haga las cosas con respeto le permitirá conocer lo que es amabilidad.
Enseñarle dándole ejemplo, con comentarios, juegos y cuentos, son alternativas posibles para construir patrones de comportamiento correctos.
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