Ese primer instante puede estrechar sus lazos para siempre, gracias a ese acto de entrega que se sella minutos después del alumbramiento: el contacto piel a piel con el recién nacido y la lactancia materna.
El primer contacto que tiene una madre con su hijo recién nacido es un momento que ella nunca olvidará. Además de ser un recuerdo lleno de amor y ternura, ese primer instante puede estrechar sus lazos para siempre, gracias a ese acto de entrega que se sella minutos después del alumbramiento: el contacto piel a piel y la lactancia materna.
Toda mujer que espera un bebé desea fervientemente alimentar a su hijo por medio de la lactancia materna, pero una serie de miedos hace que muchos desisten de la idea sólo días después de emprender este camino. Este temor disminuye ante el primer contacto y amamantamiento, que se debe realizar en la primera hora de vida antes de que el bebé entre de nuevo en un estado de sueño.
Así el bebé descubrirá el vínculo afectivo con su madre , la sentirá y reconocerá que le proporciona su alimento amoroso y nutricional. Este alimento lo llevará a un crecimiento emocional, físico, neurológico adecuado y hará que la madre sienta un amor especial por su bebé.
Una ventaja para la madre que surge de este primer contacto es la liberación de hormonas que ayudan no solo con el control de la lactancia y el vínculo afectivo, sino al mismo tiempo con la contracción uterina que disminuye el sangrado posparto.
Temores frecuentes en la lactancia
- Las grietas que aparecen por un mal agarre del bebé al pezón causan temor en la nueva mamá, pero esto se evita cuando la madre hace este vínculo inicial y el bebé logra un agarre espontáneo en su estado alerta.
- Que el bebé no esté tomando la cantidad de leche necesaria para su correcta nutrición es una razón que puede angustiar a las madres. Esto hace que acudan a la leche de fórmula, un error que muchos cometen por el desconocimiento del vínculo afectivo y por las dudas que generalmente conlleva este importante proceso de lactancia. El calostro, que es la primera leche que toma el bebé y con pocas gotas, es suficiente para su nutrición en los primeros dos días de vida. La bajada de la leche ocurre a partir del tercer día de vida y va aumentando su cantidad dependiendo de la succión del bebé: al aumentar la cantidad de leche suministrada en cada alimentación, el tamaño del estómago del bebé va creciendo.
Dra. Gloria Echavarria
pediatra
cordón de vida
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