El primer año de vida es crucial para el desarrollo nutricional y neurológico de los bebés. La leche materna es el alimento ideal, pero cuando no es posible, la fórmula y la alimentación complementaria juegan un papel fundamental. A partir de los seis meses, los bebés están listos para explorar nuevos sabores y texturas.
El principal alimento durante el primer año de vida debiese ser la leche materna. En el caso de que esto por diversos motivos no pueda ser posible, el bebé debe ser alimentado con fórmula. A partir de los seis meses se debe incorporar la alimentación complementaria, la cual incluye alimentos sólidos o semisólidos, es decir, papillas o pure, y también alimentos líquidos como el agua. Esto ocurre a esta edad para cubrir los requerimientos nutricionales del bebé y estimular el desarrollo neurológico y motor.
A los seis meses los bebés ya tienen un control de cabeza y de tronco por lo que empiezan a utilizar la musculatura masticatoria y hay un incremento en las percepciones sensoriales como lo son el olfato, visión, gusto y tacto de alimentos. Además a esta edad ocurre la extinción del reflejo de exclusión donde los bebés dejan de vomitar los alimentos que no son leche materna.
Existen dos formas de introducir la alimentación complementaria:
● Alimentos de consistencia licuada.
● Baby led weaning: introducir altiro los sólidos sin pasar por la etapa de licuarlos.
El pescado puede ser ingerido desde los seis meses. Se recomienda consumirlo dos veces por semana, específicamente aquellos que sean grasos como el salmón, jurel y sardina por su alto contenido de omega tres, específicamente el DHA que ayuda en el desarrollo neuromotor del niño.
Las legumbres deben ser mezcladas con algún tipo de cereal y deben consumirse desde los 7-8 meses. Estas reemplazan a las papillas que contengan algún tipo de carne. Su consumo debiera ser dos veces por semana.
Carole Glisser
Nutricionista
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