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Los cuidados básicos del recién nacido son esenciales para asegurar su bienestar y desarrollo en sus primeros días de vida. Desde una adecuada lactancia y control de la temperatura, hasta el monitoreo de su coloración y deposiciones, cada aspecto juega un papel importante en su salud. A continuación, encontrarás recomendaciones clave para un inicio seguro y saludable.
- Alimentación: se debe buscar un ambiente tranquilo y una posición cómoda que permita la lactancia materna, la cual debe iniciarse tan pronto como sea posible. Ésta en un comienzo debe ser a libre demanda, o sea, lo que pida el bebé. Debido al poco volumen inicial, el recién nacido debe ser alimentado entre 10 y 12 veces al día con el fin de brindar el aporte de nutrientes necesarios y disminuir el riesgo de presentación de ictericia.
- Coloración en la piel: un 90% de los recién nacidos pueden tener un tinte amarillo en su cuerpo que aparece a partir del segundo día de vida y desaparece progresivamente en la primera semana, a lo cual ayuda la exposición a la luz solar. El bebé elimina esta coloración a través de las deposiciones por lo que es fundamental que el niño tenga una adecuada alimentación.
- Afecto: requiere cuidado amoroso de su madre o cuidador primario para adecuado apego y satisfacción de necesidades básicas que le darán la seguridad necesaria para su salud mental. Para esto se recomienda hablarle, cantarle, y pasearlo.
- Llanto: los recién nacidos lloran regularmente por hambre, pero también puede ser que lo hagan por frío, humedad del pañal o cuando tienen gases.
- Deposición: el número de deposiciones es casi igual al número de veces que se alimenta el bebé. Inicialmente son de color verde oscuro (meconio). Después de la primera semana se tornan amarillas grumosas (similar a diarrea). Al final del primer mes de vida, hay entre una y tres deposiciones por día.
- Higiene: baño diario y muda frecuente cada tres a cuatro horas.
- Ritmo de respiración: debe estar entre 40 y 60 veces por minuto.
- Control de la temperatura: el recién nacido debe permanecer en un ambiente de temperatura cómoda y estable; esto le permitirá un crecimiento adecuado y un buen control de la respiración. En los recién nacidos prematuros o con peso inferior a 2 kg se recomienda el contacto piel a piel con la mamá, ya que le evitará un mayor consumo de sus pocas reservas y pérdida de calorías al generar calor. La temperatura debe estar alrededor de los 36,3 a 36,5 grados.
- Control médico: después de salir de la clínica, es ideal hacer la primera revisión entre el tercer y quinto día de vida para evaluar la técnica de alimentación, el control del peso, la interrelación madre-hijo, la coloración de la piel y reforzar cualquier aspecto que tenga que ver con el cuidado del bebé.
Paula Guzmán
Pediatra
Universidad de los Andes
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