Ese objeto de apego tiene el poder de una madre: calma al niño cuando está enojado, lo arrulla cuando tiene sueño, le da seguridad si está en un lugar desconocido y lo tranquiliza cuando siente miedo.
Tener apego a una cobijita, una almohada, un osito de peluche o incluso, a una camiseta vieja, sucia y rota, es realmente un sistema de soporte emocional que utilizan los niños para hacer la transición hacia su independencia. Generalmente los objetos de apego son suaves al tacto y el niño los puede manipular, arrastrar, aplastar y oler. Contrario a lo que muchos padres piensan, no implican algo negativo, debilidad o inseguridad. Más bien, brindan a tu niño sensaciones de seguridad y tranquilidad, tal como lo hacen tu presencia y cercanía. De hecho, ese objeto de apego te representa; tiene tu mismo poder: lo calma cuando está enojado, lo arrulla cuando tiene sueño, le da seguridad si está en un lugar desconocido y lo tranquiliza cuando siente miedo. Así que no existe ninguna razón para evitar que tu niño tenga uno.
La elección de un objeto de apego
Los niños escogen sus objetos de apego alrededor de los 4 a 6 meses, cuando empiezan a desarrollar otras habilidades tanto emocionales como motrices y notan, ¡oh sorpresa!… que su madre no es parte de ellos; que viene y va, aparece y desaparece. Esa sensación de separación y la experiencia de una nueva independencia los hace necesitar un consuelo. El amor por estos objetos especiales generalmente dura hasta los 4 o 5 años, cuando el niño ya ha vivido distintas experiencias y lidiado con otras transiciones.
Por otro lado, es posible que un niño que haya dejado su objeto de apego regrese a él. Por lo general es una manifestación de que el niño está sufriendo un proceso de ansiedad, dado por una situación particular como la separación de sus padres, la entrada al colegio, o el nacimiento de un hermano, por ejemplo.
Consejos para los padres
Para manejar positivamente este nuevo miembro de la familia, objeto del amor de tu niño, te damos los siguientes consejos:
- No trates de escogerle el objeto de apego. El niño es quien define si su cobija, su osito o su almohada le brindan la seguridad que busca. La elección de un objeto de apego es una decisión muy personal y sensorial.
- No trates de cambiarle o imponerle otro objeto. Tal vez la camiseta, toda rota y mal oliente, no sea ideal para llevar de paseo, pero respétale su elección.
- Mantén siempre un ambiente amoroso y respetuoso a su alrededor. Esto reducirá el nivel de ansiedad que pueda tener por los cambios que está sufriendo.
- Reconoce a tu niño como un individuo, único y diferente a los demás. Evita compararlo con sus hermanos o amigos.
- Nunca lo presiones para dejar su objeto de amor. Si lo haces, sólo contribuirás a generarle más ansiedad y probablemente, incrementarás el apego.
- No te preocupes. Aunque no todos los niños necesitan un objeto de apego, tenerlo no es algo que deba angustiarte; forma parte de su desarrollo.
Sin embargo, si tu niño tiene 6 años o más y todavía tiene la necesidad de llevar consigo ese objeto a todas partes es importante que revises el medio ambiente al que está expuesto. Condiciones emocionalmente estresantes en su entorno pueden estar afectándolo y tal vez requiera valoración.
El poder de los objetos de apego es maravilloso. Ellos acompañan a los niños a navegar por las olas altas y bajas que se presentan mientras se convierten en todas unas personitas. Recuerda que, de alguna manera, te reemplazan a ti.
Dario Botero Cadavid
Medico Pediatra Puericultor
Código aprobación: LMR-CH-20210928-158
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