Desde el primer momento de vida, los bebés comienzan a comunicarse con su entorno a través de sonidos, gestos y movimientos. Aunque el llanto y los gritos son sus principales formas de expresión, poco a poco desarrollan nuevas habilidades para interactuar con quienes los rodean. El proceso de comunicación temprana no solo es fascinante, sino crucial para su desarrollo futuro, ya que marca el inicio del lenguaje. En este artículo, exploraremos cómo evoluciona la comunicación del bebé desde el primer mes, qué señales observar y cómo los padres pueden estimular y apoyar este proceso tan importante.
PRIMER MES
Desde que nace, el bebé se comunica con el medio que lo rodea. Esto se evidencia en la lactancia. Cuando el niño se alimenta se ve una clara interacción con la madre. En ella el bebé succiona, degluta, respira y se coordina (lo cual implica una gran acción muscular que será la precursora del desarrollo del habla).
A través del grito, el llanto, la risa y sus diferentes entonaciones, el bebé se comunica, manifiesta sus deseos e inquietudes. Es la madre y los más cercanos al niño quienes tienes que saber interpretar lo que su hijo está tratando de expresar.
La comunicación también debe ir en dirección madre-hijo. La entonación, los gestos y los volúmenes que usa la mamá también forman parte de esta interacción. Con cada exposición a diferentes estímulos auditivos, táctiles, visuales, olfativos, gustativos, y otros más, se van especializando las sensaciones y los movimientos, principalmente los de la boca.
SEGUNDO MES
Los gritos y llantos como medio casi exclusivo de comunicación comienzan a disminuir. A partir de los dos meses comienza el juego vocal, esto se da en situaciones donde el bebé está tranquilo. Además, intenta imitar los sonidos que produce la madre. Así, el juego vocal se va enriqueciendo y el bebé suma otro medio a través del cual expresarse.
A PARTIR DE LOS 6 MESES
El bebé reproduce nuevos sonidos escuchados. Es común que empiece a reproducir sonidos como ‘ma ma ma’ o ‘pa pa pa’. También comienzan a vincular algunas palabras con ciertos objetos (de intereses fisiológicos como el juego, rutinas de sueño, higiene y alimento). De igual manera, empieza a comprender algunas palabras que indican ciertos contextos.
Incorpora sonidos pertenecientes a su lengua y deja de reproducir aquellos que no lo son.
ESTIMULACIÓN
Con cantos y lenguaje explícito se puede incentivar y acelerar posiblemente los primeros balbuceos. Por ejemplo, si la madre dice aplaudir y ella aplaude, de manera que la acción va enseñando el significado. Si digo tomate, muestro un tomate y así se facilita la comprensión.
CUÁNDO PREOCUPARSE
Cuando el niño no emite sonido alguno. Hoy en día se recomienda el screening universal de la sordera en todos los recién nacidos. Así se elimina la posibilidad de nacer sordo y no ser atendido a tiempo. No hay que esperar a que el niño pase los meses sin emitir sonido, debe consultarse ya que el espectro puede ser desde la hipoacusia hasta el autismo infantil.
Paola Astudillo
Pediatra
Universidad de Santiago
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