Como madre, siempre he querido lo mejor para mi hijo, pero me di cuenta que mi deseo de perfección en sus notas escolares estaba afectando su felicidad. Me pregunté: ¿por qué les exijo tanto? ¿Qué estoy tratando de cubrir con su éxito? Acá te muestro cómo logré dejar atrás las expectativas y presiones, para permitir que fuera feliz a su manera.
Confieso que he caído en el error más grande que puede llegar una #mamá. Querer que mi hijo sea perfecto, sí que sea perfecto en sus notas escolares. Siempre le he exigido que tenga las mejores notas en su colegio, nunca le permití un 3.9 o menos, siempre le he exigido nota de 4.1 hacía arriba pero, por qué llegue hasta ese extremo? Creo que fue porque no tuve la misma atención cuando estaba en la escuela, porque yo nunca tuve quién me dijera; haz la tarea, ganaste el examen? Sí tuve mi #mamá pero gracias a ella fui FELIZ Y NO PERFECTA.
Como dice Esther Esteban, Terapeuta especialista en Psicología, “Si crees que eres un padre que le exige demasiado a tus hijos, ponte en contacto contigo mismo y pregúntate: ¿Por qué les exijo tanto? ¿Por qué les presiono a que sean los “número uno”? ¿Qué gano con el éxito de mi hijo? ¿Qué carencias estoy cubriendo con el éxito de tu hijo?”
Lo ideal en la infancia es dejar que nuestros pequeños sean felices a su manera, con sus juegos favoritos, sus hobbies, disfrutar de su escuela, que descubran sus hobbies. No lo vas abandonar con su estudio sino que, lo apoyarás de manera diferente, sin exigencias, con amor y respeto.
Ahora! se que no quiero tener un hijo PERFECTO, QUIERO QUE SEA FELIZ, que recuerde su infancia llena de amor, diversión y a una mamá IMPERFECTA pero FELIZ.
Yo fui una niña FELIZ , ¡ahora le toca a mi HIJO!
Pregúntate si quieres ¿unos hijos felices o perfectos?
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-Mamá Anónima-