“Cada vez que te leo siento que me apachurras el nido” escribió una de mis hermanas menores en un chat, haciendo referencia a que mis escritos, entre esos mi libro “Las Dichas” del Embarazo, le quitaban las ganas de tener un hijo.
Ella, la futura y única PHD de mi familia, ha soñado desde hace varios años con tener tres retoños que rían a carcajadas en la mesa del comedor, que revienten la casa de alegría, y que la acompañen a ella y a su esposo a acampar a los lugares exóticos a los que suelen ir actualmente en la lejana isla de Australia.
Entonces mi querida hermana, este artículo es para ti. Es cierto que disfruto enormemente escribir de ese lado “oscuro”, si se puede llamar así, que tiene la maternidad y del cual pocas personas hablan en público quizá por miedo a ser censuradas. Pero también es cierto que ser MAMÁ, en mayúscula fija, es una decisión que volvería a tomar si la máquina del tiempo existiera y me llevara cuatro años atrás. ¿Las razones? Acá van:
1. LÁGRIMAS SIN PARPADEAR. Ni en la graduación del colegio o de la universidad ni cuando me preguntaron ¿te quieres casar conmigo?, ni cuando dije “Si acepto” lloré de felicidad absoluta. Conocí esa emoción tan pura, difícil de describir por cierto, el día que oí por primera vez el corazón de mi bebé en la octava semana de embarazo. Recuerdo que en el consultorio había unos parlantes de última tecnología y ese “bum bum, bum bum” del pequeño, penetró cada una de las células de mi cuerpo hasta reflejarse un varias lágrimas que brotaban de mis ojos estáticos. Un sentimiento del alma, la emoción más grande del mundo hasta ese momento, oírlo y ver una burbujita en una pantalla que titilaba y a la cual llamaría hijo. Repetiría una y mil veces esa primera vez.
2. LA MAGIA EN LA BARRIGA. ¿Recuerdas cuando el mago con su varita tocaba el sombrero y salía un conejo? Ahora acuérdate del sentimiento que te generaba… ¡asombroso!. Mientras sostenías la respiración te quedabas un largo rato pensando cómo lo hizo. Aunque de ti no saldrá un roedor de largas orejas, es algo parecido, complejo de explicar pero te aniquila los pensamientos por instantes de tiempo. Esa magia te atrapa todos los días en el embarazo. Constantemente pensarás en su tamaño, facciones, si te estás alimentando bien, si se está confortable en tu vientre… reemplazarás las hipótesis del laboratorio por las de tu hijo varios minutos del día. Tu cerebro empezará a funcionar diferente. Con el encanto que producen sus movimientos empezarás a descubrir que hay ciertas cosas que le gustan y otras no tanto. Desde que te levantes y hasta que llegue la noche te sentirás acompañada pues viajará contigo hasta la luna si es posible. Incluso en la madrugada sentirás que da la vuelta y se acomoda. Y todo lo anterior, lo experimentarás sólo tu, egoísmo mágico totalmente válido.
3. LOS OJOS CON AMOR. La primera vez que lo veas a los ojos llorarás de nuevo, el dolor físico causado se evapora de inmediato y el amor se manifestará en varias lágrimas. El primer contacto de piel a piel esperado con tanta ansiedad por fin va a ser real y desde ese día tus ojos lo perseguirán la mayoría del tiempo, y con el pasar de los meses los suyos empezarán a buscarte hasta el día que mirándote fijamente te va a decir MAMÁ. Ahí perderás algo más que la cabeza, asegúrate de no tener ninguna deficiencia cardiaca, porque el corazón se siente explotar. La inocencia de su mirada, la necesidad de ti en el iris recompensa lo que hayas tenido que hacer o sufrir para traerlo a este mundo.
4. OTRA VERSIÓN DE TI. Como tu nombre lo dice, has sido una mujer con VALENTÍA, pero esa es otra historia que contaré más adelante. Cuando seas mamá descubrirás que una fuerza “sobrenatural” habitaba dentro de ti y no tenías idea alguna que existía. Un volcán interno estallará y te sentirás mucho más que valiente. Fuerza omnipresente, esa te la da un hijo. Recordarás la caminata de siete días en Tanzania, cuando creías desfallecer y una repentina energía se apoderaba de ti para llegar al final. Bueno, esa energía se llamará “por mi hijo” desde el día uno. ¿De dónde sale? Aún me lo pregunto, pero hasta en los amaneceres con pocas horas de sueño el volcán interno hará erupción y te levantarás de nuevo.
Descubrirás que la medida de tu paciencia era errónea porque los límites van mucho más allá desde el primer llanto.
Cuando empiece a decir sus primeras palabras una versión de ti, llamada maestra de corazón, se empezará a revelar. Serás experta en lenguaje del bebé, te esmerarás porque aprenda todos los días una nueva palabra, con paciencia le enseñarás a coger bien el lápiz y la cuchara, y a medida que vaya aprendiendo perfeccionarás tus técnicas de enseñanza.
También te irás volviendo experta en detectar posibles riesgos y antes de que se caiga porque sus pequeños piecitos se enredaron en el camino, saltarás unos cuantos metros para agarrarlo del saco. Aprenderás de medicamentos y remedios caseros, de los dibujos animados de moda y los libros de sueños. Regresarás un poco en el tiempo, pondrás la música a alto volumen y saltarás por la sala al compás de una canción infantil. Serás niña de nuevo con un solo propósito: verlos sonreír. Seguramente las madres de hijos adolescentes tendrán varias actualizaciones, yo te escribo desde mi experiencia con un chiquitín de tres. Una nueva versión de ti se revelará y perfeccionará con el tiempo, y esa versión se llama MAMÁ, que desde mi punto de vista es mi mejor versión hasta el momento.
5.EQUIPO DE ALTO DESEMPEÑO. Si hasta el momento crees que haces buen equipo con tu pareja, con los hijos te darás cuenta que el potencial era mayor al esperado (si no bota la toalla el ingeniero). La relación tendrá altos y bajos que causarán un vértigo mayor (chequéate los oídos antes para que no te de mareo), pero una vez logran dominar el cambio y la situación, se convertirán en un equipo exitoso llamado FAMILIA DE MÁS DE DOS. Los retos serán diarios, la toma de decisiones, el control de los momentos, de los impulsos… el autocontrol, los harán crecer como pareja, valorarán un poco más los esfuerzos, las actitudes y la dedicación. El bienestar deja de ser individual y pasa a ser colectivo: lo que más les convenga a todos es lo que le conviene a uno mismo.
Los hijos no consolidan el matrimonio, por el contrario, desestabilizan el castillo de naipes. Conozco varios casos en los que después de la emisión del registro civil de nacimiento llega la disolución de la sociedad conyugal. Somos los padres los que consolidamos una relación de pareja para formar una familia y cuando las cartas tiemblen asegúrate de no callar para evitar un desastre natural. Esa es la clave de tu equipo de alto desempeño. Para salir de paseo con la tribu hay que informarle a los miembros cómo, cuando y a donde va el viento.
Te pronostico uno de alto rendimiento ganador de muchos premios, los dos tienen potencial para hacerlo y el enamoramiento llegará de otro color, eso te lo aseguro. Debo confesar que quiero y admiro más a mi esposo desde que descubrí su versión de padre, esa conquista algo más que el corazón.
Así que estimada hermana, sigue recogiendo finas fibras de hierbas para seguir construyendo ese nido semiesférico, que ni esta servidora, ni nadie en el planeta puede apachurrarte los sueños.
-VEROHMCC-