El segundo trimestre del embarazo es una etapa llena de cambios significativos y maravillosos tanto para la madre como para el bebé. Este periodo es crucial, ya que es cuando el crecimiento del feto se vuelve más evidente y la futura mamá empieza a notar las transformaciones en su cuerpo. Con el útero desplazándose hacia el abdomen, la pancita comienza a mostrarse, simbolizando la nueva vida en desarrollo.
Durante estas semanas, la madre experimenta ajustes fisiológicos que requieren una mayor atención y cuidado, mientras que el bebé empieza a desarrollar habilidades sorprendentes. Desde los primeros movimientos hasta la capacidad de percibir sonidos y sabores, el segundo trimestre está lleno de momentos emocionantes y cruciales. Descubre cómo tanto la mamá como el bebé se preparan para la llegada del tercer trimestre en este emocionante viaje del embarazo.
Es durante este periodo que el feto crece y manifiesta su presencia. Ahora la futura mamá comenzará a ver los cambios en su cuerpo. Hasta este momento el útero estaba dentro de la pelvis, pero ya comienza a salir hacia el abdomen y la panza empieza a crecer.
Los cambios fisiológicos en el segundo trimestre del embarazo se comienzan a ver. El crecimiento del útero se mide desde la parte superior del pubis hasta la parte alta del útero. A la semana 20 se ubica a nivel del ombligo (más o menos 20 centímetros), para crecer un centímetro por semana, hasta llegar a la número 28. Luego crecerá en la misma medida pero cada dos semanas, de tal forma que al final del embarazo mide normalmente entre 33 y 36 centímetros.
Con la salida del útero de la pelvis, el embarazo se hace más vulnerable al trauma, ya que antes estaba en una caja de protección conformada por los huesos de la pelvis. En consecuencia, la futura mamá debe tener más cuidado en las actividades que realiza, con el fin de evitar golpes que puedan complicar el embarazo.
Cambios en el bebé
En esta etapa es cuando el bebé comienza a moverse. En la mitad del segundo trimestre, el feto desarrolla los reflejos de deglución y succión. Es por eso que en las ecografías se ve como si el bebé bostezara. Al hacer esto, traga líquido amniótico y puede distinguir entre dulces y amargos, lo cual implica que parte de los sabores de la comida materna puede llegar al feto.
El bebé también orina, se chupa el dedo y le da hipo. Desde la semana 24, tiene sensaciones táctiles y es sensible al frío y al calor de los alimentos consumidos por la mamá. En esta etapa el bebé ya puede escuchar y vive en un ambiente de vibraciones. Es por eso que es bueno para su desarrollo ponerle música y que escuche la voz de sus padres.
En este periodo el bebé tiene cuatro periodos de sueño, desde el muy profundo hasta el más superficial. También comienza a mover los músculos de la cara y distingue contrastes de sombras, a pesar de no ver.
Susana Aguilera
Ginecólogo
Universidad de Chile
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