Aunque puede presentarse antes en algunos niños, el control de esfínteres se logra después del segundo cumpleaños, cuando debes plantear este hábito como un logro de tu hijo y no como una obligación.
Intentar que el niño deje el pañal antes de esa edad es un error porque no tiene la capacidad, siente que lo están obligando y que genera inquietud en sus papás, lo cual usa para manipularlos y hasta mostrar actitudes de rebeldía. Otro error es reprender o minusvalorar a tu pequeño por este motivo.
Puedes aprovechar las señales de tu hijo que indican que está listo para ir al baño: las niñas avisan (“tengo chichí”), piden la bacinilla o ir al baño y los varoncitos se cogen el pene (conviene entonces preguntarles si quieren ir al baño). Importante que apenas tu niño pida ir al baño o la bacinilla, lo atiendas de inmediato.
La calma y la paciencia son pautas para el éxito en este aprendizaje, que depende directamente de la aprensión de los papás y cuidadores: entre más ansiosos y obsesionados estés con el asunto, más se demorará tu niño o niña en aprender a ir al baño. Si después de los tres años no lo ha logrado, conviene consultar a especialista.
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