Los celos de los niños cuando viene en camino un nuevo hermano son una reacción normal.
Constituyen un estado afectivo caracterizado por el miedo a perder o ver reducido el amor de los otros miembros de la familia, especialmente de la mamá.
Los niños celosos pueden tener síntomas muy variados, como regresión a etapas superadas (volver a orinarse en la cama, pedir que les den la comida), trastornos emocionales o físicos (cambios de humor, agresividad, exigencias para dormirse, dolores, falta de apetito), que no siempre son fácilmente reconocibles como celos y que ocurren más frecuentemente después del nacimiento del nuevo hermano.
Ante estos síntomas, hay que entender a tu niño sin culpabilizarlo y sin compensarlo con regalos o muestras de afecto diferentes a las habituales. Lo debes acompañar, asegurándole siempre con la actitud que es querido, que el amor no va a disminuir y que el nuevo hermano no le va a quitar el puesto.
Los celos pueden prevenirse en gran medida si informas a tu niño sobre el nuevo miembro de la familia, haciéndole partícipe de lo relacionado con el nombre, la pieza, la ropa, y de los cambios en la rutina familiar.
Es aconsejable que escuche el latido del corazón del nuevo hermano o sienta las pataditas que da al moverse, así como mostrarle fotos de la época cuando estaba en ‘la barriga’ de la mamá.
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