Consulta con un nutricionista cómo mantener la salud con adecuados hábitos alimentarios y de estilo de vida.
Una dieta óptima es la que da energía y nutrientes en cantidad y calidad, que permiten a las células recibir el aporte de nutrientes para cumplir funciones importantes para el crecimiento y desarrollo.
Malnutrición es lo contrario: un desbalance entre la ingesta de nutrientes (proteínas, grasas, carbohidratos, vitaminas y minerales) y las necesidades nutricionales, lo cual altera la composición del cuerpo. Puede darse como desnutrición, sobrepeso u obesidad.
La desnutrición puede obedecer a un déficit en la ingesta de energía (calorías) y nutrientes. Debe clasificarse para establecer hasta dónde ha habido una alteración en el crecimiento y desarrollo e iniciar un plan alimentario según el grado de la misma, edad, talla, peso y sexo. Dependiendo de la edad, la alimentación debe aportar calorías, proteínas, vitaminas y minerales. Además, la desnutrición se puede presentar por alteraciones orgánicas que impiden la utilización adecuada de los nutrientes y al aumentar las necesidades nutricionales por una enfermedad.
El sobrepeso u obesidad infantil es exceso de grasa acumulada por una elevada ingesta de energía desde temprana edad. Tiene causas de tipo genético, ambiental, alimentación inadecuada, sedentarismo y padres obesos. Los lactantes y niños con sobrepeso tienen mayores probabilidades de convertirse en adultos obesos que los delgados.
En el caso de lactantes deben seguirse recomendaciones como: prolongar la lactancia materna el mayor tiempo posible; seguir las normas sobre el inicio de la alimentación complementaria sin exceder los alimentos, especialmente los que son fuente de carbohidratos (harinas) y de grasas; establecer horarios de comidas flexibles pero que no sirvan para apaciguar la conducta de los niños; no usar los alimentos como premio o castigo; reorientar los patrones alimentarios de la familia para evitar el consumo de alimentos altos en calorías, grasas especialmente saturadas, comidas rápidas, bebidas azucaradas y reconocer que las comidas deben consumirse cuando el niño tiene hambre. También hay que promover la actividad física en los niños aparte del deporte o gimnasia que realizan en los jardines o colegios; evitar que consuman alimentos mientras ven televisión, usan juegos electrónicos o computador y limitar el tiempo que permanecen al frente de esos aparatos.
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